... entre las fisuras...

Entre las fisuras, arañando todos los restos, me encontré cara a cara con todos mis monstruos. Uno a uno fueron pasando, y me anulaban, y me apaleaban, me convertían en ceniza, en carne pútrida para los buitres.



El miedo pavoroso, el perdón por existir, el resentimiento, el odio, la envidia, la pereza, el arrepentimiento, la culpa. La gran culpa que como una inmensa roca de granito aplastaba mi corazón. Una soledad que secaba mi piel, la arrugaba. Y caminé ciego y sin rumbo, bailando en esa inmensa duda con cara de sorna.


Y se me olvidó el Sol y la Luna, las estrellas, los árboles, el viento, la gente, la Tierra.


Se me olvidó la risa, las miradas, la belleza, la vida.

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