Los imprevistos previstos



Habrán enormes dificultades siempre. Por mucho que pretendamos mantenernos dentro de nuestras cómodas trincheras, que procuremos que las cosas no cambien, siempre habrá algún imprevisto que nos desestabilice, nos remueva y nos haga cuestionarnos las cosas.


El tema es: ¿cómo afrontar los imprevistos en forma de dificultades? Una de las mejores formas es poder asimilar esos imprevistos, y para asimilarlos se requiere de una mente abierta a lo que surja. ¿Y cómo podría yo tener esa mente abierta? Entendiendo que nada es permanente, que por mucho que pretendamos paralizarnos en una casilla de gozo y comodidad irreductibles, ésto sería imposible: en algún momento esa situación terminaría dando lugar a otras experiencias. La mentalidad abierta estaría predispuesta a encontrarse cualquier fenómeno nuevo, sea de contenido agradable como desagradable. ¿Podría esto hacerme afrontar mejor los problemas? De principio, tener una mente abierta implicaría fluir con lo que surja, y en este sentido la mente puede funcionar enfocándose con más atención y claridad en la resolución del problema, incluso abriendo la perspectiva para poder ver soluciones alternativas y creativas. De la otra forma, nos encontraríamos frustrados porque las cosas no saldrían como pensamos, y nuestro prisma apuntaría más hacia una realidad paralela de cómo nos gustaría que salieran las cosas, que en la resolución del problema en sí.

Desde el reconocimiento de la naturaleza impermanente de la existencia, podamos permitir que la vida, fuera de nuestro control en muchas ocasiones, pueda sorprendernos.


Los niños siempre tienen la mente más abierta y menos condicionada. Y eso es el principio del aprendizaje.











Imagen de Merio, en pixabay











Comentarios

Entradas populares