Soledad

Soledad punzante, áspera, sombría. Parece como si de repente todo tendiera a ese vacío, esa enorme losa que marca el camino lento y tedioso. Me empeño en llenar ese vacío en compañía pero me rechazan una y otra vez. Entonces decido vivir esa soledad rodeado de nadie, en un paisaje silencioso y eterno. Aquí me encuentro, víctima del mundo, hastiado, insultante. Empeñándome en que cualquier persona hace cualquier cosa con el fin de amargarme la vida.




Sólo la Luna, permanente compañera, fiel testigo de las sombras, muda y cómplice del silencio que todo lo abarca, de los pesares insondables. Sólo ella me acompaña. Dime, noche, si me arrebatas esta soledad, ¿qué queda? ¿Acaso alguna estrella que sacie mi pena? ¿Qué hay detrás sino tinieblas?



Y en esas tinieblas el silencio me atrapa. Irresistiblemente me venzo ante su presencia. Al fin y al cabo, detrás de todo está ella. Y es en esa soledad donde uno Es, sin interferencias.

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