Morir en vida

Fui testigo de la noche.
Tinieblas entretejidas de risas.
El mar me quedaba muy lejos,
demasiado lejos.
Y era incapaz de nadar,
me ahogaba.



Susurré ayuda.
Mezclaba suspiros con llantos.
El diablo estaba en mi,
con su cara burlona.
Y yo me encogí, desaparecí,
y mi corazón se iba también.


Perdí mi timón, me envolví
en un enjambre de dudas.
Aquello que más daño me hacía
aplastaba mi cráneo con fuerza.
Y no habían energías.


Cuanto más luchaba,
una hostia más grande.
Bajo tierra el mundo se veía mejor,
me comían los gusanos.
¿Y si huía? la huida nunca resuelve.


Pútrido por dentro.
Como un cadáver, sin fuerza.
La misma mierda gorda
que había fuera la tenía dentro.
Y sobreviví,
en esta muerte, más vivo aún.

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