El camino iluminado

Tenía la mente con pensamientos, medianamente alborotada, lo propio para cuando uno camina en el barrio rodeado de gente. En cambio me sentía con claridad. Podía observar mis pensamientos con claridad y me sentía centrado.


Mi rostro estaba relajado a pesar de la luz propia de días nublados, cuando suelo fruncir el ceño. Me sentía limpio por dentro. Mi mente tiende a pensar en mis caminares sobre las percepciones de los demás (¿me verán gordo, flaco, feo, guapo, loco, cuerdo?). Mi tendencia, en diversas ocasiones, es a preocuparme de la opinión del resto cuando se cruzan conmigo. En consecuencia a veces agacho la cabeza, o mis ojos se tensan, arrugo el rostro, frunzo el ceño.

Hoy he tenido un paseo sereno. Y mientras me mantenía en esa serenidad podía observar esa tendencia en los demás paseantes metidos en sus cabezas, preocupados por esto o aquello, y con tendencia a querer llegar a algún lado.

De repente me he dado cuenta de que en nuestro estado normal no caminamos cuando andamos, no vemos cuando miramos, no olemos cuando inspiramos, no escuchamos cuando oímos.

De repente me he dado cuenta de que podía ver los colores más claros, las formas más nítidas, podía mirar a los demás a la cara sin prejuicios y verles realmente. Era capaz de percibir el olor a tierra mojada de la lluvia, podía escuchar y distinguir el canto de diversas aves. Podía caminar realmente y observar mi postura a la vez, y caminar y caminar sin malgastar prácticamente energía.

Y me pregunto entonces si este es el camino a la iluminación. Más bien creo que se trata de un camino iluminado... (¿acaso habrá un lugar llamado "iluminación"?)

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